«En el verano de 1975, mientras estaba de vacaciones en Capo Caccia con mi familia», cuenta Flavio Valenzano, «vi un anuncio en el periódico sobre un hotel con 300 metros de playa en Capo Carbonara, cerca de Villasimius, que había salido a subasta. Quién sabe, quizá fue una cuestión de intuición.
El caso es que, mi hijo Sergio y yo nos pusimos de inmediato a echar un vistazo». Recorriendo las curvas de la carretera con excelentes vistas panorámicas, Sergio se quedó boquiabierto al ver un edificio con una forma que recordaba a la de un cormorán: «Papá, ¿ese es el hotel?». Sí, era ese. De este modo, los Valenzano presentaron una oferta y se hicieron con el hotel. Las obras de renovación comenzaron y, poco después, el Hotel Cormoran emprendió el vuelo.